La parte más emocionante del trabajo de un florista es poder emocionar a otras personas. Porque puede haber miles y miles de motivos para regalar un ramo de flores, pero todos lo hacemos siempre con el mismo fin: comunicar nuestras emociones.

Lo conseguimos en un 50% gracias a la belleza de las flores, mientras que la otra mitad restante queda en manos de la dedicatoria que las acompaña.

Imagina abrirle la puerta a un repartidor, que este te entregue tu ramo y… no encontrar dentro ni una sola pista de quién te lo ha enviado ni por qué. Puede que tenga su misterio, pero no hay nada como la magia de leer el mensaje que necesitas en el momento exacto en el que lo necesitas, ¿no crees?

Eso es lo más bonito de las flores.

¿De dónde viene esta particular tradición?

Las flores siempre han sido portadoras de mensajes sin necesidad de usar las palabras, ¿pero alguna vez te has preguntado cuándo empezamos a añadir tarjetas a los ramos para personalizar todavía más esos mensajes?

El origen de esta práctica que tanto nos gusta se remonta al siglo XIX, durante la época victoriana en Inglaterra.

En ese momento, las demostraciones de afecto en público eran consideradas inapropiadas, por eso solían censurarse. Al fin y al cabo, era una época con normas sociales muy rígidas.

Las flores pasaron a ser entonces la alternativa ideal para aquellos que necesitaban expresar sus sentimientos de una forma discreta pero muy efectiva.

El lenguaje de las flores

Así fue como surgió la llamada floriografía, el lenguaje de las flores, que era una especie de medio de comunicación criptológico. En otras palabras: las flores se convirtieron en el canal perfecto para enviar mensajes secretos, para comunicar sentimientos que no podían expresarse de otra manera.

¿Cómo funcionaba este lenguaje? Cada flor y cada color se asociaban a un significado distinto. Por ejemplo, quien regalaba un ramo de rosas rojas estaba haciendo alusión a su amor apasionado, mientras que las violetas denotaban lealtad.

Las tarjetas llegaron para quedarse

Poco a poco, la floriografía se fue volviendo más compleja, porque muchos empezaron a tener ganas de comunicar más y más y, claro, se encontraron con limitaciones. Llegó entonces el momento de ir un paso más allá y… ¡comenzar a usar las tarjetas!

Las primeras que acompañaron a los ramos eran muy pequeñas y ayudaban a explicar, a mano y de forma muy breve, los significados de las flores elegidas.

Con el tiempo, estas tarjetas se fueron ampliando, dejando espacio para comunicaciones más extensas. Desde agradecimientos hasta mensajes personales pasando, por supuesto, por la poesía.

El diseño de las tarjetas, cada vez más elaborado

¿Y qué pasó cuando llegamos al siglo XXI? Básicamente, que las técnicas de impresión mejoraron. Las tarjetas de los ramos de flores dejaron de ser simples notas escritas a mano y empezaron a digitalizarse.

Por fin, los destinatarios pudieron disfrutar de tarjetas con un cuidado diseño, adaptado a diferentes estilos. Minimalistas o más elaboradas, las tarjetas se diseñan ahora para adecuarse a la ocasión y a la personalidad del que envía las flores y del que las recibe.

tarjetas para ramos flores

¡Así son las nuestras, sin ir más lejos! Además, en Naranjas de la China tenemos un máster en frases o dedicatorias bonitas para regalar flores, ¡para qué mentir! 

Bodas, funerales, graduaciones, cumpleaños, aniversarios… cualquier evento es una buena excusa para combinar nuestros ramos, centros o cestas con una buena dedicatoria.

¿Quieres enviar el tuyo? Si necesitas algo de apoyo con el mensaje, estaremos encantadas de asesorarte. Como hemos dicho al principio de este post, es la parte favorita de nuestro trabajo. Te ayudaremos a emocionar y emocionarte, ¡llámanos!