Nada como andar de preparativos del día B para darse cuenta de aquellos detalles que antes pasaban desapercibidos. Sí, la decoración de la iglesia en una boda recae en vuestros hombros, pero siempre vais a tener un apoyo o una solución a vuestro alcance. No hay que estresarse, hay que disfrutarlo.
Y para que ese lugar especial quede grabado en vuestra memoria y en la de vuestros invitados, las flores de la iglesia desempeñan un papel ineludible y protagonista. En la decoración de bodas se refleja, queramos o no, nuestros sentimientos, nuestra forma de ser, nuestro carácter…
Es importante recordaros que son muchas cosas para organizar ese momento, pero que lo que realmente cuenta es que degustéis, que palpéis cada instante. Es una jornada que pasa, literalmente, volando, y en el que todos los detalles harán que sea único.
Los tipos de flores van desde todas las silvestres, que transmitan naturalidad, hasta las más delicadas y específicas. Sucede lo mismo con los tonos, desde los pastel, a los más llamativos o a los que se adaptan a cada época del año, como los cálidos del otoño.
6 mejores flores para decorar la iglesia en una boda
Las flores para la iglesia son mucho más que un elemento testimonial o meramente decorativo. Son vías para dejar patente un estilo, que tenéis rasgos propios y diferenciadores, y, por supuesto, que esa jornada va a perdurar en el recuerdo de todas las personas que están allí. Y especialmente de quienes se casan.
Por eso, en la decoración se puede transmitir toda la pomposidad del mundo, pero también la máxima elegancia mediante la sencillez. Bien variantes que, apoyándose en la discreción, consigan ser un complemento perfecto o el colorido que destaque toda vuestra vitalidad.
1. Rosa
Hablar de una flor como la rosa es hablar de amor y hablar de amor es hablar de una rosa. Son el símbolo imperturbable de ese sentimiento que aúna cariño, respeto y pasión y por lo tanto son el tipo de decoración a utilizar en la iglesia durante una boda más habitual y no por ello menos especial. El clásico rojo, el romántico rosa y todo un abanico para también poder arriesgar y acertar.
2. Paniculata
La paniculata o velo de novia es una planta de origen silvestre y perenne con un tamaño que va desde los 90 a los 120 centímetros y que se compone de muchos ramilletes de pequeñas flores. Es la más reconocida del género gypsophila y, como norma general, se han utilizado como follaje y relleno en blanco. Pero los tiempos han cambiado y sus variantes en colores diversos permiten que puedan demostrar su valía en solitario.
3. Hortensia
Las hortensias son el tipo de planta que capta todas las miradas. Con su volumen sirven para dominar los espacios y llenar vacíos difíciles de ocupar con otros tipos. Sus colores y sus formas favorecen cualquier composición y tienen la posibilidad de adaptarse a muchos de los rincones en los que se necesita un toque de colorido y energía. Una gran carta de presentación.
4. Gerbera
En las gerberas todo es alegría: sus colores, sus pétalos, sus contrastes, sus líneas… Su origen silvestre aporta esa frescura y desenfado tan necesarios para desencorsetar un momento que es trascendental, pero que no deja de ser feliz. Amarillos, naranjas, rojos y blancos permiten una adaptabilidad y personalización al estilo de cada celebración en la que son utilizadas.
5. Peonía
Entre las flores para decorar una iglesia en una boda, las peonías son toda una debilidad. Al igual que las rosas hablamos de todo un símbolo del amor, y más con sus colores del rojo al rosa e incluso el blanco. Mediante su aroma consigue dejar su muesca no solo en el espacio visual, sino también en el espectro olfativo. Sus trazos consiguen plasmar delicadeza y suavidad.
6. Orquídea
La complejidad de la orquídea es toda una declaración de intenciones, una apuesta firme y segura por la belleza y el romanticismo. De origen tropical, son fácilmente reconocibles y permiten transmitir elegancia y belleza. Es otro de esos tipos de flores para una boda que permiten combinar y jugar a nuestro antojo sin que se cierre ninguna alternativa.
Ideas para decorar la iglesia con flores en una boda
Teniendo en cuenta el estilo que queremos imprimir a nuestra ceremonia, las flores para la iglesia tienen que seguir una misma línea. Sea está la sobriedad o sea la suntuosidad, la discreción o lo llamativo.
Entrada de la iglesia
Dependiendo de la amplitud de la entrada y de su configuración, las alternativas nos llevan a que las flores para decorar la iglesia durante la boda tomen distintas formas. Puede ser un arco floral, un semiarco, con o sin pampas, e incluso recurrir a los centros de flores como los que tenemos en Naranjas de la China, con detalles como los capazos de palma que tan buena impresión dejan.
Pasillo y bancos
En los pasillos y en los bancos, una de las opciones más habituales son composiciones sencillas, discretas, pero que aporten un rasgo de distinción y que refuercen el carácter de la ceremonia. Es ahí donde los ramilletes de paniculata, con un simple cordel o con detalles textiles ganan la partida.
Altar
Al adornar la iglesia para una boda, el altar es un espacio que no se puede obviar de ninguna de las maneras. Es el punto en el que se desarrolla el acto central del día y por eso conviene pensar muy bien las composiciones a utilizar, desde los versátiles centros de flores a conjuntos que no por ser simples son menos valiosos y elegantes para apuntalar la celebración.